domingo, 17 de julio de 2011

Mujer.

Como mujer sencilla me radicalizo. Con nuestras caderas anchas alucinamos. Con nuestras manos cortas y gordas hacemos magia. Con nuestro fémur corto te enfrentamos. La piel morena te encanta, la tes blanca te sensibiliza, las colorinas te queman. Por nuestras venas re-corre la lucha histórica, hirviendo en sueños, cansadas de llevar el pan a la casa y pedir permiso para entrar. Agradecer porque sí, llorar por los demás. Ya no nos amarramos a la cocina y al cuchillo tentador. Tomamos el pañuelo y nos lo ponemos en nuestra cara. Con nuestros ojos te miramos. Nuestra boca y nariz se ensombrecen con nuestro pañuelo. Nuestras manos gordas y cortas se empuñan. Nuestras piernas corren por luchar, por enfrentar, por libertad, por diversidad. Sólo ven nuestros ojos, el puño en alto, sintiendo el hambre por vivir, por dejar de sobrevivir.


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