domingo, 21 de agosto de 2011

Amantes.

Un millón de veces comencé a callar, para que en plena lluvia pudiese escuchar el silencio. Pero ese silencio nunca era tal. En Las Caletas, cuando llueve, se oscurece más temprano, el té se enfría pronto, la mayoría de los zapatos están a la deriva de la ventana, esperando secarse. Guardamos el rencor por unos minutos y nos encerramos en nuestras casas. Y comienza la danza. Siempre he creído que los amantes más fieles son la lluvia y el martillo. Siempre que viene la lluvia por estos lugares, puedo escuchar martillos golpeando los techos, poniéndole clavos, tapando las goteras, sólo por la felicidad que le brinda su tan amada lluvia.


¿Así de políticamente correcta es nuestra pobreza?
¿Así de pacífica les gustaría, a los poderosos, que fuese nuestra bronca?

miércoles, 3 de agosto de 2011

Respiro, gente.

A nadie le gusta pensar que todos en algún momento, alguna vez, te dejarán, te decepcionarán, me mentirán y que tú también serás parte de eso, también lo harás. Sólo sé que no me da miedo ser un pasajero, un turista, un visitante en la vida de alguien, mientras que ese alguien deje una huella, sea residente en la mía.
Me gustaría dar mis manos a disposición del fuego como muestra que confío en mi, yo entregando, yo amando y yo no haciendo daño, pero me cuesta confiar en mi, en mis manos torpes, en el fuego, por eso pongo todas mis esperanzas en personas que en algún momento, alguna vez, me dejarán, me decepcionarán, me mentirán.